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La noticia de que tenemos problemas para poder concebir un hijo es una sorpresa devastadora que nos lleva a tener reacciones psicológicamente desafiantes, mil dudas y la necesidad de informarnos qué hacer para poder embarazarnos.
El siguiente paso que debemos dar, es ir a un centro especialista en reproducción asistida donde un especialista nos da un diagnóstico y nos informa sobre los diferentes tratamientos de fertilidad, dependiendo de cada caso (coito programado, inseminación artificial, fertilización in vitro y donación de gametos). Al abordar estas alternativas la pareja empieza a sentirse invadida y alterada por tener que exponer una parte importante de su vida ante personas que acaban de conocer.
Los pacientes que han pasado ya por algún procedimiento previo suelen sentirse desgastados, estresados, apáticos y desesperanzados a los tratamientos. En muchos casos lo más deteriorado es la vida sexual activa, ya que los tratamientos constan de protocolos de estimulación para que los folículos crezcan y sean de buena calidad, algo que puede llegar a producir gran tensión.
Los síntomas que habitualmente se suelen presentar en la mujer son la sensación de inflamación, distención del vientre, senos hipersensibles, vulnerabilidad e irritabilidad emocional. Por otro lado, los hombres deben mantener por lo menos 3 dias de abstinencia sexual para que aumente la producción de espermas, situación que los predispone, en muchas ocasiones, a seguir manteniendo esta abstinencia indefinidamente. Ambos síntomas generan en la pareja una desarticulación en la vida sexual, dejando de ser espontánea y libre.
Para mejorar y combatir esta situación es importante acudir a un psicólogo especialista en tratamientos de fertilidad que nos acompañe durante el tratamiento y logremos desactivar y desbloquear este condicionamiento para poder volver a tener una vida sexual activa y plena.
Claudia Dorantes Lago.
Apoyo al paciente Centro FiVER